¿Financiación mediante crowdfunding? Casos de éxito (¡sí, se puede!)

¿Es posible captar mediante crowdfunding la cantidad de dinero suficiente para lanzar un proyecto e incluso continuarlo en el tiempo? Pues sí y da igual que esas ideas estén orientadas a producto o a servicio. Más allá de los ejemplos conocidos, como la Estatua de la Libertad en Nueva York (la cantidad recaudada para su construcción se considera el primer crowdfunding de la historia moderna), la Sagrada Familia de Barcelona o la restauración de la Catedral de Notre-Dame, en París (además de los relacionados con la creación de películas, libros, discos…), aquí tienes ejemplos que te servirán de inspiración.

Bluesmart: 2 millones de dólares, 10.000 personas. Tomás Pieruci y Diego Gil fueron los emprendedores argentinos detrás de esta maleta con una batería incorporada (quédate con este detalle, porque es importante). Gracias a ella, tu equipaje de mano bloqueaba el cierre si se lo ordenabas desde el smartphone, saltaba una alarma cuando te alejabas, podías cargar otros gadgets… Incluso contaba con un sistema de posicionamiento para localizarlo y, gracias a otro dispositivo situado en el asa, sabías cuánto pesaba. Lograron dos millones de dólares gracias a las aportaciones de 10.000 personas y pudieron construir su prototipo en China. Por desgracia, la normativa de 2018 que prohibió las baterías en el equipaje de mano (la de Bluesmart no era extraíble) en buena parte de las aerolíneas obligó al cierre de la empresa.
Loog Guitars: 350.000 dólares, más de 2.000 personas. Esta empresa uruguaya de guitarras para niños nació con el objetivo de acercar la música a los más pequeños. Gracias al crowdfunding, llegó al mercado internacional.
La casa de la historia: 50 millones de pesos colombianos. La divulgadora Diana Uribe también recurrió al micromecenazgo para crear una web en la que compartir diferentes contenidos (en distintos formatos) que explican sucesos actuales desde una perspectiva histórica.
Diário do centro du mundo: 174.000 R$, 2.364 personas. El periodismo en Brasil se ha ligado íntimamente al crowdfunding en la última década. El caso de mayor éxito en el sector fue el de esta web; entre 2011 y 2015 realizó siete campañas y consiguió su meta en todas ellas, recaudando 174.000 R$.
Novelistik: 850.000 pesos, 30 personas. Esta plataforma social mexicana para la autopublicación de libros electrónicos, fundada por Alberto Lujambio y Dave Aroesti, recurrió a la financiación colectiva para levantar una cuarta parte de su Serie B (es decir, la segunda ronda de inversión de venture capital).
Go Parity: la plataforma de crowdfunding para proyectos sostenibles. En sólo tres años, esta startup portuguesa, creada para reunir en un mismo sitio a inversores con conciencia social y a responsables de proyectos sostenibles, respaldó casi 50 ideas con un total de 2,2 millones de euros. Además, evitó la emisión de 8.386 toneladas de CO2 a la atmósfera cada año.
Sono Motors: 53 millones de euros. Esta compañía alemana apostó por un coche solar eléctrico, el primer automóvil de este tipo fabricado en serie y de bajo coste. Su objetivo de recaudación era muy ambicioso, pero lo consiguieron en un tiempo récord, un mes, mediante crowdfunding. Como ellos mismos explicaron, el 75% de los más de 50 millones obtenidos provinieron de clientes que habían reservado una unidad; otro 19%, de inversores; y el 6% restante, de distintos préstamos y donaciones.
AllPlants: 4,5 millones de libras en dos meses. El caso de esta compañía que te lleva comida vegana congelada a casa es un ejemplo de cómo aprovechar una comunidad muy fiel: pidieron a sus clientes, utilizando las mismas vías de comunicación y el lenguaje que siempre habían usado con ellos (cercano, inclusivo), que les ayudaran a crecer. “Puedes invertir en AllPlants vía crowdfunding […]. Eso te dará la oportunidad de ser dueño de una parte de la empresa en su expansión por Reino Unido, Europa y más allá. Puedes invertir desde 35 libras a más de 100.000. Estarás involucrado en todas nuestras campañas, lanzamientos y actividades”, explicaban.
Star Citizen: la mayor campaña de la historia. La industria de los videojuegos es una de las que más emplean el crowdfunding. Uno de los casos de mayor éxito es el que nos ocupa, Star Citizen, proyectado por Chris Roberts en 2012: un simulador espacial para el que se puso una meta de recaudación de medio millón de dólares. En un mes, había logrado 2,1 millones sólo en la plataforma desde la que se lanzó la campaña; la web propia que abrió Roberts por su cuenta le hizo llegar a los 6,2 millones. Pero no se quedó ahí: la recaudación siguió en el tiempo y en 2015, poco antes de llegar a los 40 millones de dólares, el Libro Guinness de los Récords la distinguió como la mayor campaña de crowdfunding de la historia. En 2022 llegó a los 500 millones. Eso sí, este caso no está exento de polémica, ya que el proyecto es tan gigantesco (incluye actores de primera línea en Hollywood) que en septiembre de 2023 aún no se había lanzado.
KMINA: 22.000 euros, 300 mecenas. Las muletas de esta compañía tienen un cambio radical en su diseño respecto a las tradicionales: no causan dolor en las manos. Pero para fabricar los moldes, KMINA necesitaba casi 100.000 euros. Decidieron lograr los primeros 20.000 mediante crowdfunding de producto, ofreciendo una de sus muletas, en el futuro, a los usuarios que invirtieran en ese momento. Con ello, además, validarían la necesidad que habían detectado en el mercado. Un total de 300 personas se interesaron, recaudando 22.000 euros y vendiendo por anticipado 400 muletas.
Nanka: operaciones cerradas en días. Esta cadena de restaurantes fue una de las primeras empresas que realizó una operación de micromecenazgo en Perú; necesitaba un préstamo para capital de trabajo y cerró la primera ronda con éxito. El sistema de financiación resultó tan eficiente que lanzaron dos nuevas operaciones; ambas se cerraron en días.
Laboratoria Chile: $ 15 millones en 45 días. Este proyecto de emprendimiento social enseña programación a mujeres (entre 18 y 35 años) sin estudios universitarios, con el fin de disminuir la brecha de género en la industria IT. Tras un primer curso, sus responsables vieron que existía demanda, pero no tenían más fondos. Solicitaron $ 15 millones en 2015 y los recaudaron en 45 días.